lunes, 4 de abril de 2011

PREPARANDO EL DEBATE

Durante el debate que hemos iniciado, debo decir que en un primer lugar me parecía menos complicada la postura determinista tecnológica, pero creo que es la opuesta, la que me ha tocado defender mucho más ´difícil de lo que creía. ¿cómo se puede criticar una postura en la cuál eres fiel practicante?. Después de leer muchos artículos sobre oposiciones a la tecnología, he encontrado un artículo bastante interesante que hace pensar, al menos a mí, en si lo que poseemos tecnológicamente hablando, corresponde a lo que realmente necesitamos.Aquí os lo dejo:




Las dos caras de la tecnología

Vivimos en un mundo quizás más industrializado, artificial y tecnológico de lo que los humanos necesitarían para ser moderadamente felices



Factor de progreso para unos, de peligros inconmensurables para otros, el debate sobre la bondad o perversidad de la tecnología mantiene toda su vigencia en la sociedad del siglo XXI. Una sociedad tremendamente dependiente de los productos tecnológicos a pesar de que, una vez fuera de la mente humana, es decir, una vez hecha realidad física, y puesta al servicio de los intereses de unos y de otros, la tecnología adquiere autonomía, se rebela y causa, o puede causar, estragos sin límite en la vida del hombre. Por Adolfo Castilla.


Las dos caras de la tecnología
Las dos caras de la tecnología
La tecnología ha tenido desde siempre una relación difícil con el hombre, que es su creador. Por un lado, el hombre se sirve de ella y la utiliza masivamente, depende de ella de forma casi absoluta y basa su supervivencia y la de sus sociedades avanzadas en su existencia y evolución continuada. Por otro, la tecnología demuestra una y otra vez su peligrosidad, le causa graves daños, incluida la muerte y la discapacidad, y produce importantes externalidades negativas a su entorno.

Lo que llamamos progreso, especialmente en el sentido de desarrollo económico y crecimiento, jamás habría tenido lugar en el mundo sin la tecnología y su evolución. Muy poco de lo que vemos a nuestro alrededor, de lo que hacemos, y de lo que constituye nuestra vida diaria, estaría ahí sin la tecnología. Y los más de seis mil millones de habitantes que a duras penas soporta nuestro planeta en la actualidad, muchos de ellos en condiciones infrahumanas desgraciadamente, de ninguna manera podrían ser tantos sin ella. A pesar de todo ello, muchos hombres han rechazado y rechazan la tecnología, a la que consideran causa importante de la deshumanización del mundo y a la que asignan autonomía, rebeldía y poder destructor.

Lo peor, por otra parte, para todos los que se encuentran a disgusto en un mundo tan artificial y tecnológico como el actual, es que la creación de tecnología parece ser una característica innata del hombre. Una característica que lo diferenció tempranamente de otros animales y que lo ha hecho evolucionar de forma espectacular. De hecho, el hombre ha creído siempre diferenciarse de los animales por su capacidad de construir herramientas y utensilios, por su habilidad para comunicarse intelectualmente mediante sonidos y signos y por su poder de conciencia e imaginación.

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